
Morante de la Puebla
Entre la idea y encontrar el valor de plasmarla en un lienzo pasaron 6 meses. Esa superficie así blanco reflejaba todo mi miedo de inexperta y presumida artista. Allí asolas en mi talles no había nadie hablándome de exigencias, de logos, de empresas, de mensajes subliminales para acaparar clientes… nadie me lo pedía, nadie lo iba a pagar, nadie me lo iba, eventualmente a contestar… temblé cuando me di cuenta que aquel nadie era yo, el peor cliente de mi misma.
Empecé a estudiar todo sobre este torero, su personalidad, sus trajes, su ser. miré miles y miles de fotos para intentar comprender su espíritu, su personalidad, su fuerza. Cada vez más enganchada en sacar su esencia. Un día me puse a pintar así por instinto, entre emocionada y miedosa, como si fuera yo la que estaba delante de un toro.
Las formas, las pinceladas y las gotas de colores se alternaban con un armonioso desorden y el placer de crear desde dentro, de transmitir y describir las sensaciones y las emociones que me había transmitido este torero, me llenaron la sangre de alegría, estaba creando, me sentía divina, poderosa, fuerte, feliz.
Lo pinté como un naipe, decidí fuera el Rey de Trébol de la mirada Daliniana y fumando su puro. El naipe me permitía de aprovechar de una imagen especular para pintar la dualidad de Morante de la Puebla, diferenciando su nobleza de su nobleza de hacer.
Conseguido el reto, sentí la sensación de que algo había cambiado en mi mente en mi cuerpo y en mi sangre, como si hubiese abierto otra puerta en mi vida, otro camino había empezado.

Juan José Padilla
Después del éxito de Morante me decidí para pintar toda la baraja y sin pensarlo dos veces elegí a este torero tan peculiar para el naipe del Rey de Picas, que en mi país, Italia, quiere significar “me da igual”y me parecía coincidir perfectamente a la actitud demostrada por este torero que tampoco la pérdida de un ojo en una corrida le impidió la vuelta al ruedo demostrando su valor sin miedo a la muerte.
Los colores usados en este cuadro fueron inspirados de los colores del traje usado en la corrida de su vuelta al ruedo en la cual llevaba también una bandera de pirata con dibujada una carabela. Un toque irónico fue pintarle el cuerno que le quitó el ojo como fuera un puro.